Magdalena

Rodaba entre las piedras furioso y apacible llevando entre las aguas murmullos de dolores e historias no contadas

La luna se asomaba a las orillas bañándose la cara y a veces dormitaba meciéndose en alguna nube inquieta que a ratos la ocultaba

Las aguas mensajeras de la noche en su caudal ruidoso de gritos antiguos de ahogados que engañados con su música reposan sobre el lecho profundo de sus algas río del olor a sauces aquel el de la noche más amada 

la luna tímida asoma en tus orillas irisando tu cauce con lejanos lamentos de voz amordazada

en su silueta se dibuja esquiva y ondulada la serpiente plateada que repta estremeciendo tu entraña adormilada 

El fluir sinuoso invitaba a hundirse con su menuda lluvia sobre el rostro en la mansa corriente de misterios que arrastra en su caudal ahogados lamentos de voces de nuevos y de viejos tiempos. 

Te recuerdo esa noche acompañando tibio con tu rumor de juncos y tu húmedo olor sin abedules un amor que hasta ahora iba naciendo. 

incontenible marcha por tu sereno cauce con un dejo de sombras y de viento, con tu rumor oscuro, de líquido plateado por momentos en irisados visos que iluminan, ahogándose tibios en tu lecho. Te recuerdo río, acompañando mis primeros sueños de  enamorada niña

No olvido tus cánticos acariciando piedras bajo tu cuerpo de agua lamiéndolas intenso. compartiendo el ensueño del amor en esa noche niña, en esa noche templada en mi mundo de frío de aquel otro Girardot, el de entonces, el sereno y limpio tan lejos del dolor y de la muerte.  Te recuerdo con nombre, te recuerdo con besos, con nostalgia inocente