Wednesday, May 30, 2007

Visita Inesperada


Hoy la muerte llegó hasta el aposento
dejando su fragancia de cadáver
en las sábanas blancas
Dejando en las miradas
de soslayo
pertenencias de ayer
ahora sin dueño,
manejadas por manos
que ocultaban
entre guantes de plástico,
el asco de su nombre
mortecino, pronunciado
en la oscura y terrible
madrugada.

Midaz.
Mayo 30

Eclipse



Camino hacia el abismo, lo miro y me embelesa, me aproximo hasta el borde, adivinando la grata sensación de pluma o plomo, descendiendo hasta el vientre de piedra que me aguarda. Lecho inmenso inminente, con sus bordes de dientes afilados, obsidiana gigante en su tarea de penetrar la carne en su llegada. Placer indescriptible, descontrol de mi peso descendiendo hacia el fondo, final rotundo, paisaje agreste de sangre derramada, iniciando caminos sin retorno, masa breve en la masa, ceremonia dispar, pasajera atadura al comienzo de los siglos cuando yo no era nada, al final de los siglos cuando no seré nada, regreso hasta el olvido inexpugnable, materia que se filtra entre la piedra, vuelta al polvo perpetuo, a la definitiva madre, vertigo fugaz, cataclismo total, total eclipse. Leve cuerpo en la sombra, gotita de la lluvia que se esparce desde el gran temporal, silencio en el silencio inexorable hacia la nada

II

Retornaré en agua que se filtra, repetiré los nombres que nos juntaron y los sabores comunes del pasado, cruzaré los espejismos de nuestro deseo, habitaré los gritos de tus bosques, germinaré sin reposo en cada poro de tu piel erizada en el orgasmo, seré piedra y pétalo derramado en la medida sublime de nuestros besos, de nuestro efímero tiempo, prolongado en la fuga metafísica de los encuentros. Seré sabor de siempre, olor de primavera en la mañana naciente, olor de cuerpos que se cruzan en abrazo enamorado. Me repetiré en cada vuelo libertario, en las alas que nacen en la desesperanza, en el fuerte corazón que no se inclina, seré la planta que el asfalto no logra vencer sino que brota y se reproduce por entre sus grietas altanera. Seré luz en tus ojos, coraza en las derrotas y sueño sempiterno en la desolación de las almas que no se arrodillan ni se rinden y que renacen en cada despertar.

Wednesday, May 23, 2007

De mi país de las nubes altas

Ciudadano.

Con maquilladas palabras
bajo la fementida transparencia
-su palabra favorita-
el ciudadano hace los señalamientos
para que sus sicarios
ejecuten la orden
y el descuartizamiento
de quienes se atrevan a disentir.

Fosas

Aquí estaban los huesos, dando testimonio del silencio cómplice de todos los habitantes del país, algunos aún calzaban botas hasta donde no llegó la cuchilla, no había muchos fracturados porque la operación, que duró más de veinte años, se llamó descoyuntamiento y les dictaron clase a los ejecutores para que fuera perfecta, ponían como víctimas improvisadas a los que le cayeron mal al instructor, vivos aún, carne de prueba de cuchillo para los aprendices de monstruo, eran reclutados por los caminos del terror, eran los que quedaban y no tenían otro remedio que seguirlos, los demás se habían marchado, abandonando la tierra anegada en sangre y llanto de sus propios familiares, amigos y vecinos. Aquí estaban los huesos, testimomio férreo de todas las infamias, no tenían sexo ni edad, se contaban por miles y variaban en tamaño; mantenían su queja muda, sepultada entre gritos acallados en el designio del tiempo transcurrido, desde el aciago momento de quienes dictaban la orden que siempre se decía, venía de arriba. Eran pueblos enteros enterrados en pedazos entre las enormes fosas, estaban revueltos en su fatídico aposento rellenándolo con la medida exacta de sus cuerpos y el mundo estupefacto contemplaba la escabrosa escena, repetida en los monitores que regaban las exclamaciones en las más distantes latitudes, junto a los testimonios desesperados de las madres, que entre las fosas trataban de identificar lo que quedaba de sus hijos desaparecidos; junto a los testimonios estudiados de los autores; a los testimonios del ejército y al de los políticos, de quienes se decía eran la mano maestra que dirigía las masacres.
Todos sin excepción contemplaban los restos amontonados en las fosas recién abiertas al asombro tardío y a la añeja impunidad y reclamaban justicia, mientras el ciudadano de la transparencia reclamaba excarcelación para sus amigos ejecutores y como en el tango; el mundo seguía andando...

La Fiesta de la Friducha

Aniversario

 Un día, otro de tantos, fue una fuga audaz... Cincuenta y dos años no son nada, es posible que sean una vida que se reproduce en cuatro, oc...