Hoy no debes partir niño extraviado me aferraré a tu luz de primavera a tu canto, gorrión pies en la tierra. Vagan tus sueños, voces azuladas donde vive el afán ciega cantera gotas de lluvia asaz fuente perpetua vida en cada vibrar de luna llena. Estás siempre en la luz siempre a la vuelta como visión fugaz que deja huella pozo sin fondo en que se hunden necias las oscuras palabras y las piedras estás donde no estás subterráneo deseo que se quiebra sobre los artificios de la carne sobre la noche larga de la pena. Hoy no debes partir dolor sagrado clavo que abre camino entre las venas sigues viviendo sordo y sin palabras en la simiente oculta en el fruto perdido en el camino roto en las tinieblas.
“…fragmentos del verano arden más allá del agrietado suelo…” Silvio Ambrogi Román, poeta nicaragüense. Arden aúnlas llamas en el tiempo del verano voraz de nuestro encuentro cuando en la voz primaria de la tarde me llega lentamente tu recuerdo y se acomoda tibio al cambio de los vientos el color se dispone más allá de lo intenso a quebrantar la calma de raíces y acentos a desnudar las ramas en amarillo vuelo de pájaros en rojo, de nubes en incendio. Sonidos milenarios se levantan del suelo traducidos de pronto en murmullos inquietos que se quieren posar sobre las altas copas del silencio. Se derraman naranjas y púrpuras sedientos en la clara pupila en el paisaje lento en la huella del verde sin espacio y sin tiempo en la calma y la furia en el ardor perpetuo el sol siempre acechante y sus rayos eternos con la luz implacable regresan irredentos como guerreros fieros para imponer su fuerza en un último intento de copar el paisaje en el desnudo párpado del nido de los tiempos.
Un leve escalofrío que se fue acrecentando como un corrientazo, recorrió de pronto mi columna, el pavor congeló mis sentidos y no atinaba a mirar a mi derecha donde sentía el imán de la mirada. Como una sombra magnifica la presencia de un solo ojo fijo en mí, se posó a mi lado tibia y contundente, ave gigante y encorvada, pájaro sin par, ocupaba el ambiente desde mi hombro hasta el piso, no hacía ruido ni se movía pero su influjo de cíclope proyectando una fuerza descomunal me impedía el habla y el movimiento. Una suavidad pesada de plumas negras resplandecientes me amenazaba y las garras presentidas ya hacían sangrar mi garganta.
Perdí la noción del espacio, no sabía lo que tenía a mi alrededor porque poco a poco su oscuridad deslumbrante se tomó mis ojos, se fue disminuyendo la fuerza de mi respiración hasta que se hizo imperceptible a mis pulmones y en estertores asfixiantes sentía allá lejos que moría en medio de la habitación, sin que nadie pudiera ayudarme. Midaz
Se cruzan y palpitan se queman y se ahogan se ven, se regocijan se buscan, se iluminan se acercan, se respiran, se inhalan se repelen se husmean y se miman se muerden y tiritan. Se mojan y se sudan se retuercen, se agitan se pierden y se escuchan se encuentran y se huelen, se zarpan, -fiera en celo- se acechan se animalan se inspiran se entrelazan pelean y se rinden se sienten se humanizan. Se buscan, se conectan, se beben y se queman se alivian, se marchitan se besan, regurgitan se retuercen, se agotan se miran, se contemplan, se perturban, se mascan y se achican. Se tiemblan, se apabullan se duelen y se olvidan Midaz 13 de febrero, 2004-2012