Friday, December 30, 2022

Aves


Vuelven las aves de rapiña, vuelan en círculos amenazantes sobre nuestras cabezas, las vemos desde el verde suelo de hierba donde estamos recostados. Es extraño que ronden por estos lugares porque no parece que haya un animal muerto en las cercanías, de otra manera 

sentiríamos el olor fuerte de la descomposición. 

Ellas no cesan en su vuelo, hacen círculos grandes y los van cerrando en la medida que se acercan a su presa, no parece un inútil vuelo con cautela porque sus presas siempre están muertas, puede ser un ritual para avisar a sus compañeras que hay comida fresca o quizás lo hagan por lo contrario; espantarlas y que no les ganen el alimento.

Inicialmente eran pocas pero el círculo se oscurece con la presencia de más aves y las vemos acercarse, su aleteo de aterrizaje tiene un sonido de cercanía extrema, casi podemos sentir en la piel el roce de sus alas, pero no es así, miramos sus plumas negras y brillantes y sus ojos frente a nuestros ojos, observamos con asombrosa calma la curvatura del pico con destellos metálicos y con un filo desafiante que, atrevido penetra la gelatina del ojo y se lo lleva hacia un lado para sorberlo, su lengua también es negra y se mueve ahí adentro con fruición. No me explico cómo las seguimos viendo.

Llegan otras aves negras que atacan el estómago y se solazan con nuestras vísceras que cuelgan y se mueven en el aire. Es raro porque sin ojos las seguimos viendo, su pico está humedecido y deja caer el hilo de una sustancia pegajosa sobre la hierba.  En esta inmovilidad no podemos esquivar los embates golosos de su sucio aliento, ni el corte de su pequeña guadaña que se lleva en trozos nuestra carne, seguramente porque creen que estamos muertos.

La Fiesta de la Friducha

Aniversario

 Un día, otro de tantos, fue una fuga audaz... Cincuenta y dos años no son nada, es posible que sean una vida que se reproduce en cuatro, oc...