Wednesday, November 08, 2006

El Secreto

La primera reacción ante la intención de confesión de Montiel fue de miedo, me hice mil cábalas mientras me acercaba a lentos pasos a lo que él llamaba su secreto, pensé que tenía a alguien atado a una silla de ruedas -talvez a su esposa- y que se deleitaría desnudándome mientras ella observaba sin poder hacer nada; quizas sería ciega como en El Túnel y él la obligaría a respirar mi perfume, el nuestro, el que elaboraríamos en su presencia. Los ciegos desarrollan los demás sentidos me dije y ella, además de oírnos percibiría el deseo en cada gota de sudor rodando por nuestro cuerpo, la tibiaría el vaho de nuestra respiración dificultosa y sufriría o se deleitaría quizas con nuestros gemidos.
Ella habría quedado ciega o paralítica, después del intento de suicidio cuando Montiel la encontró en su propio lecho amando a otro hombre, tras haberlo despedido, besándolo en la boca al dejarlo en el aeropuerto, donde finalmente cancelaron el vuelo.
Tal vez Montiel la amaba, pero su lastimado orgullo exigía una venganza cruel y me estaba utilizando a mí para llevarla a cabo. ¿Y si tenía otros hombres aguardando, hombres con látigos que me atarían a la cama mientras él, cobarde se escondería en un armario para desde allí observarnos?
¿Y si era un loco que tenía preparada una celada para encerrarme en ese lugar del que no podría salir nunca, porque él se encargaría de impedírmelo? ¿y por qué me había escogido a mí para confiarme su secreto?
¿Y si Montiel no era Montiel sino una dama y si no tenía sexo o era hermafrodíta? Mil preguntas me hice en el trayecto y fuí desde la abyección hasta la simpleza, hasta que huyendo horrorizada, dejé a Montiel con su secreto esperando en medio de la plaza.

Sunday, November 05, 2006

Poeminimos

I


Parcerita luna
que hiere tu cintura desnuda,
rayos que acarician
tu piel nueva a mis ojos
donde habita el placer,
puerto de mi carabela .

II

Calle 15

La puerta que se cierra
tras tu paso,
me deja el sabor tibio de un beso robado.

III

Pasos temblorosos
en la cuerda floja de las seis de la tarde
que me conducen a tu rostro
que conserva mi aroma,
detrás de los ojos que vigilan
el prohibido camino
que nos junta.

IV


Agujas de luz que hieren
el subterráneo mundo en que me pierdo.
Conducentes destellos
hacia el camino de tu nombre
impronunciado.

V


Duelo por Adriana

La luna se halla escondida
tras motas de nubes pardas.
La luna asoma sus ojos
colgada en la noche larga
y tu cuerpo se estremece
pendiendo de tu garganta
entre la arboleda espesa
que le sirve de morada.

La luna besa tu cuello
con besos de cortesana
y se apodera despacio
con su sigilo de plata
de la cuenca de tus ojos
y tu partida mirada

La luna que sabe de esto
relame con lengua blanca
la silueta de tu pecho
y te acompaña descalza
cubriendo tu último sueño
que se escapa en la alborada.

Un viento gris de lamentos
de la gente que te amaba
resuena lejos muy lejos
con lágrimas extenuadas
mientras tus ojos dormidos
no verán la luz del alba.





VI

Te nombro

Rezo tu nombre,
sueño tu nombre,
pronuncio tu nombre
lentamente…
Repito tu nombre
en la soledad
exclamo tu nombre
en la derrota
entre la gente.
diluyo tu nombre
Para beberlo a gotas
y a torrentes,
deconstruyo tu nombre
para devorarlo
letra a letra
y quedar llena de ti
para volver a empezar

a pronunciarlo.

VII

Yo soy mía
en la medida que te miento,
yo soy mía
en la medida que soy tuya,
cuando crees poseerme
yo soy mía
cuando quiero que creas que soy tuya
yo sigo siendo mía
que es la mejor manera de quererte.


VIII

Te miro y eres una mentira
la gran mentira que alimenta
mi propia mentira
que me cuento a solas...

IX

Te miro en mi tristeza,
con tu mano
cubriendo los hilos que manejas,
conozco cada movimiento
y la fibra que toca
en mi pobre corazón de marioneta.

La Fiesta de la Friducha

Aniversario

 Un día, otro de tantos, fue una fuga audaz... Cincuenta y dos años no son nada, es posible que sean una vida que se reproduce en cuatro, oc...