Thursday, March 22, 2018

La desmesura de Chenco




Mientras conversaba con mis amigos Chenco y Patricia, artistas ambos, que habían llegado a visitarme en la convalescencia de una delicada enfermedad, sucedió algo inesperado. Arribaron sonrientes y dadivosos portando una caja de comidas preparadas para alimentarme durante una semana, –era la segunda vez que lo hacían– además de interesarse y averiguar telefónicamente por mi mejoría, ahora hacían acto de presencia. Repentinamente un estridente grito rompió la calma de la tarde, se coló por los intersticios del salón y explotó con fuerza en la blanca piel de Simón Gómez –nombre real del pintor– que se tornó roja por la emoción, fenómeno que sucede muy a menudo. El grito se debía a la presencia de un hombre armado en las inmediaciones de las escuelas donde estudian sus nietos, esta reacción era comprensible después de las angustias y la pena por una masacre de estudiantes y profesores, que vivimos en un plantel del vecindario poco tiempo atrás, precisamente en el día dedicado al amor y la amistad. 
Chenco no pudo contenerse porque esa es su forma de ser; apasionada irrefrenable, total. Lo dice cada una de sus pinceladas sin importar el gesto asombrado de quienes ven su obra, porque sus cuadros son un escándalo de color; rotundos, expresivos, únicos en su diálogo permanente con el que los mira, no necesitan la retórica de la crítica, por sí mismos se presentan y se desnudan en las paredes retando la inteligencia y la sensibilidad de los observadores.
Chenco es una voz irreverente, hosca, dulce, estridente y apacible a pinceladas, es la realidad, la desfachatez del grito y la cordura del amor hecho arte, un arte único que no acepta comparaciones ni titubeos, es Chenco, la línea brava, el meticuloso tejido de rostros infantiles y severos, de figuras danzantes y atrevidas, de paisajes floridos y exuberantes, de eróticas propuestas, de perfiles forzados amarillos y azules, de explícitos fulgores: Así es, la desmesura de Chenco.  

Tuesday, March 13, 2018

Cambio de piel

Lo más temido siempre ocurre
y lo más deseado también

Deseaste tanto que yo no existiera y ya lo ves, me he muerto y lo he hecho frente a ti sin que te percataras, empecé a morir lentamente, primero en el endurecimiento de mi carne, luego y mientras el reloj hacía su silencioso recorrido de la noche y de las horas imperceptibles, fui perdiendo los ojos y el mundo se volvió borroso, el sonido de tu voz se volvió remoto, se puso a pasear entre las nubes frías del invierno que se posesionó de mi cuerpo en tu compañía, se alejó rápidamente y solo un silbido acompañó mis últimas horas de la ausencia presencia que me colmó desde afuera como una sombra bajo la cual mi cuerpo se acomodaba sin saberlo. Ella como un buen árbol me cobijaba y me pulverizaba como a un castillo de arena en el asedio del viento, cada paso de sombra me derrumbaba dañándome, penetraba mi ámbito más hondo y se aferraba terco entre mi sangre.
Entonces comencé a recordar episodios de dignidad y frases célebres como aquella de que "esta humanidad ha dicho basta y ha echado a andar" di media vuelta y me olvidé de todo, eché a andar por primera vez en mi vida LIBRE sin temer que al final de la jornada, alguien me recriminara por mis actos. Anduve limpia por calles y desiertos, besada por la brisa, tomada por el frío, feliz entre las sombras y entre la luz, ajena a los que me miraron pasar con mi cara de loca buscando algo más allá de mis pasos, pronuncié palabras y las escuché con el asombro de quien nunca ha oído su propia voz.
La sombra iba quedando atrás, deshaciendose en los pasos, sacudiéndose entre la socorrida luz de un despertar etéreo, lejano al alboroto y a la vulgaridad anterior, tiré mi carne como un animal que cambia de piel, y sin coraza, enfrenté la novedad de la plenitud desconocida, me acerqué por la arena hasta la espuma, saboreé la sal y me hundí liviana entre las aguas que acabaron de purificar lo que quedaba de mi angustia.   

Thursday, March 08, 2018

Lo que me queda de ti es exactamente lo que perdí y debo vivir con eso que se parece a la nada ya que es todo lo que tengo.
Efrain Medina

No queda nada
porque no había nada 
torno atrás 
los recuerdos
que me
acechan
feroces en la madrugada
que me enseñan
la nada de la nada
el enorme vacío
tu nombre
derribando
la mirada
el oxido implacable
mancillando el fulgor
de la rosa
a dentelladas
la invasión
del olvido
en la deconstrucción
de lo soñado
Nada en la nada
de otro nombre suelto
labios sedientos del abril lejano
fingiendo un beso en la
memoria fragmentada

Saturday, February 24, 2018

En el día del amor


No tenemos palabras,
ya no existen poemas,
todos han muerto
con una bala 
que apagó su pecho
con una bala en la espalda,
con una bala atravesando
su cuello y su garganta,
con una bala asesina
alojada en sus entrañas,
todos han muerto
y hemos muerto todos
y así heridos de muerte
condenados por siempre
a la mirada limpia
de la muerte niña
de los niños muertos
a la mirada turbia
inexpugnable amarilla
del otro monstruo niño
que les quitó la vida.


Midaz 2/14/2018

La Fiesta de la Friducha

Aniversario

 Un día, otro de tantos, fue una fuga audaz... Cincuenta y dos años no son nada, es posible que sean una vida que se reproduce en cuatro, oc...