Monday, April 21, 2025

El mago electrónico

Nacer entre montañas atrapa el alma, decía Manolo, aunque luego se habite lejos de ellas, allí cerca de las nubes sigue alojado el corazón rebelde, el que nació limpio y se contaminó; al chino Vladi le pasó y nos pasó a todos los que quisimos cambiar el mundo, los cerros se apoderaron de nuestra voluntad y hubo que, con dolor romper el yugo para avanzar, eso implicaba enfrentarse al mundo, abandonar a los hermanos y a la mamá, discutir a fondo con el papá que definitivamente era el que más estaba aferrado a esos cerros donde vio nacer a sus hijos, morir a su padre y a su madre y convertirse en piedra sus afectos. Todos lo ignoraban, pero eran presa de ese embrujo geográfico que primero los aprisionaba y si acaso lograban escapar, lo llevaban a cuestas y si para su infortunio regresaban, no los dejaba respirar con un apretamiento del pecho que se convertía en insoportable peso que dañaba su corazón y su juicio, por eso muchos se negaron a volver.  

El chino Vladi escapó varias veces, pero terminó regresando. Una vez lo hizo con imágenes aterradoras que vio en una guerra de la cual quiso ser partícipe y que le llenó la cabeza de un horror que lo mantuvo al margen por el resto de su vida, entonces caminaba, hablaba y planeaba, pero no realizaba nada porque también permanecía con aquellas almas de piedra que lo circundaban siempre; todos ellos, los de ahora y los de entonces seguían inmersos en el marasmo de las rocas que los acorralaron durante siglos de minerales y silencio milenario. Era la maldición de los mayores que allí fueron maltratados y enterrados. Todos vivían ignorándola y negándose a verla, hasta que un día su aire cesó, la respiración lo abandonó y el chino Vladi se marchó, mientras en el recuerdo sigue la historia del juego infantil del Mago electrónico que descifraba entuertos y con su imán señalaba en la respuesta sus conclusiones, el juego de esa casa tenía una muy especial agregada a mano por quienes como Manolo querían a su inseparable compañero de aventuras, entonces a la pregunta sobre cómo era el amigo, el mago daba sus vueltas atraído por el imán y contestaba…

 ‘El chino Vladi es buena gente’

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Poeta en Bogotá

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