Perdí
la costumbre
de mirarte
y poco a poco
se pasó la vida,
ya sé que
en adelante
perderé
la costumbre
de tenerte,
perderé
la costumbre
de amarte
hasta ese
ineluctable día
en el cual
perderé
la costumbre
de respirar.
Pasaba entre su abrigo gris, ese donde siempre habitaba, lo hacía frente a la casa por la misma calle de las protestas y las carreras de l...
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