Aparece de pronto
confundido
entre sombra y reflejos
que se lleva la brisa
de los puertos
camina presuroso
devora cielo y suelo
con camuflados ojos
tras un oscuro vidrio.
Los niños juegan
en las esquinas
de los barrios pobres
mientras cumple
puntual la
balacera
su cita inaplazable
de ineluctable noche
circulan los amantes y
ruedan los autos
por las calles
Recuerda entonces
en su marcha
el viento de otras calles
no todo era tan malo
vuelve el paisaje
conciliador
aparece el faro
en medio de la tarde
y las gaviotas bajan
con su ruido y su canto
con aletazos blancos,
se alimentan de carne
y un quemante
sol invita al sueño
junto al mar desafiante
y desfila otra gente
con sus lentes oscuros,
que les cubren los ojos,
el mar lame con saña
diluyendo en arena
las huellas de la sangre.
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