Friday, October 13, 2023

Las cabezas volaban 

muy lejos de sus cuerpos, 

seguían parpadeando 

unos segundos

 y aún pensaban 

el mundo borroso 

donde estaban 

donde sonaban 

las sirenas largas 

y caían en pedazos 

las edificaciones y 

abundaba la gente 

con sus zapatos quietos

sin dar un nuevo paso. 

Estaban ahí tendidos 

con sus vestidos mudos, 

con sus camisas rojas 

con su terror viviente,

todos tirados, muertos, 

unos frescos y blandos 

al choque de las piedras 

que aplastaron contra 

el mundo su miedo. 

No advertían el tiempo 

poco a poco se diluyó su grito 

entre el polvo, la ceniza y el humo 

desaparecieron las piernas 

entre las blancas medias 

quietas en medio de la lluvia 

de fuego interminable.

Era la guerra 

eran las víctimas 

sin colores ni escudos.

Eran todos los niños 

y los padres y madres 

con su moderna ropa

o con sus largas túnicas, 

y velos 

con pantalones sucios 

de humillación rampante. 

Eran distraídas víctimas 

que estaban en la mira

no los perpetradores

y todos sin excepción 

estaban muertos.

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