Estoy enamorada
de un ladrillo,
me gusta la suavidad
lisa de su cuerpo,
anaranjado
el tono de su aliento,
la solidez y textura
del filo de su
cuadrado acento,
me gusta la fuerza
de sus palabras
la contundencia
perpetua del golpe
de su voz
y de su efecto
pero como
decía la abuela,
debo cuidarme
para que ese
sólido amor
no me doblegue
ni me pegue
muy fuerte
hasta hacerme
perder la cabeza
y el equilibrio
de mi frágil
silueta.
para que
no me amenace
su estructura
y me vuelva
de piedra.
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