Desde siempre, desde que no tenía recuerdos y su imaginación no podía traspasar los límites de la montaña que cerraba las nubes, oscureciendo el azul, Juan la soñaba, ella se fue gastando con la lluvia y sus colores diluidos en cientos de atardeceres ya no mostraban la tersura de su piel rosada bajo el pequeño traje en un paisaje de palmeras y sol, y su mano borrosa ya no enseñaba un vaso refrescante con espumosa cerveza, sino que sostenía una caricia congelada que lo persiguió inclemente desde la infancia y hoy le producía escalofrío.
Nadie sabía que Juan se tiraba durante horas y días enteros sobre la hierba para contemplarla, para mirar cada uno de los puntos hermosos de sus ojos perfectos, de su sonrisa insinuante, de sus pechos que le gritaban promesas de amor y sobretodo, de ese pequeño e insignificante paso que obstruía el camino al paraíso en una trusa elástica que se ceñía y se acomodaba a su curva irremediable del miedo de esas nalgas duras entre sus torpes manos que no sabría cómo acariciar o pellizcar o morder, con ese deseo fresco y viejo que se enturbiaba y agudizaba con el paso del tiempo, que subía y bajaba con la luz del cielo y crecía a diario como su propio cuerpo.
-¡Teresaaaa...!
Su nombre era un grito que se atravesaba en la garganta de Juan y se lo inventó en la misa cuando su madre lo llevó para hacer la primera comunión, no recordaba bien si lo escuchó, o si simplemente le llegó intempestivamente al corazón como le llegó ella.
Por eso, el día que quitaron la valla, Juan bramó con la misma fuerza de la vaca cuando perdió su cría y escondido hasta que se le agotó el llanto, después del dolor, corrió decidido a encontrar consuelo en alguna de las mujeres que caminaban solas por el sendero de la iglesia y luego de eso, se aseguró de matarlas cada vez que las quería para que no pudieran irse y dejarlo tan solo como lo dejó su Teresa.
2 comments:
Marta Daza:
No conozco las razones por las cuales escribes, no las pregunto, quien vive es actor
de todas las consecuencias, responsable de hacer lo que corresponda o considere;
Si tuviera que hacer un juicio te mandaría al infierno, pues creo que es el único lugar
donde no te cansarías de dar batallas y guerras.
Además tienes una suma, ese peso terco, de llevar tu balsa de locos encima, tu única manera de descubrir las rutas en medio del fango y el océano de horrores que puedes regurgitar... sin tomar atajos, eres una superviviente.
Cangreja, ermitaño, cargas tus laminas de zinc, ponte en otra casa...
Llévate el sol a cuestas a la cueva de tu olimpo, tiranos más páginas, más caminos y estéticas en la luz.
Y sabes ponerle al demonio alguna jáquima y rejos, mientras les escupes su manierismo, sus mañas, y todo el bofe. Sobresales a las claras y eriges tu domo estético de no transigir, ni de poner mejillas, ni bofetadas...
Tú misma eres la mejilla ardiendo... y para colmo sobre ella los clavos, el clavo.
Es fuego contra fuego lo que haces, así que apresúrate a descuajarte, saca las entrañas sabias que posees y que bien han parido.
Deja que se aflijan los necios de la luna y ponle tareas a esa mollera tuya que es sólida y no hay espada de Damocles que se atreva contigo. Pues ellas y el están contigo.
Te quiero.
Rafik Neme
¡NOOOOOOOOOOOOOOOOJJJJJJJJJJJJOOOOOOOOOOODDDDDAAAAAAAAA!
Es un tiro al blanco: Es hermoso y diáfano letra por letra, de una estética arrogante...sobrado.
La sola descripción hace sentir la sensación en ese cuerpo.
Las imágenes... Ah Marti, las imágenes.
Me gusta tu brevedad, que es como una bofetada.
Cierras como con una palmada al estilo de la poesía de C Vallejo.
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