Tuesday, October 03, 2006

Farra

Abandonada, transida, enfrentada a la convicción de no ser nada aceptando la dureza de ser nadie, marioneta inanimada que se tira después de la función, hilos retorcidos en el suelo, pedazos de la máscara desgastados de abuso y de sudor.

Loca incoherente te enroscas en el piso jadeante, mientras los pies se ensañan en tu carne penetrando inclementes tu dolor, ecos de risas estridentes galopan por el laberinto de tus oídos. Todos gritan mientras temerosa esperas contra el asfalto la orden definitiva de decapitarte. Pequeños hilos de sangre abandonan la boca inflamada por los últimos rigores de tus propios dientes. Se aproximan los perros y la mujer drogada que te roba el ensueño llevándose lo que más amas, se esconde tras las solapas ocultando el rostro:

¡Te portas como cabrón y como cabrón te trato! le grita frente a los demás. Anda dame tu mano que ahora eres un niño sumiso, con nueva camisita azul y te manejo a mi antojo, pagas el tributo de tu supervivencia con decreto de propiedad. ¡Yo soy tu dueña! En el fondo de la galería los borrachos tararean:

…Soy cantor soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero y que le voy a hacer si yo, nací en el mediterráneo… ¡Joder que te estoy hablando tío! y lo atrae hacia el baño para seguir la farra

Las otras mujeres se ahogan en licor y te conceden el privilegio que creas que te creen, cada una prosigue con la farsa manejando dobladas su carga de engaño a cuestas, dispuestas a seguirte el juego en una risa llanto que no logran disimular, una de ellas te golpea las piernas en franco desafio a la proximidad del hombre a quien también ella traiciona, un grito rompe la noche ¡Qué viva la hipocresía!...

Mi alma ya no resiste y en un estertor abre las heridas derramando la sangre redentora que alivia con su tibieza la piel recién reventada.

Ojos remanso que me miran desde la última mentira, me prometen futuro y despertar, verde claro y oliva, labios tiernos y besos. Abrazos responsables en colchas coloridas secadas al sol en la cerca de los moteles de quinta categoría y los dos en un juego de despedida, en un aferrarme por última vez a tu cuerpo mientras me voy acostumbrando a lo que se avecina…

¡Llegó la hora del desamor y estoy de frente al chantaje sin temores!

Soy mi propio detective, sigo la huella de tus titubeos, conozco el camino de tus mentiras y te sigo amando. Las piezas encajan una a una en el sueño y el sobresalto me da la respuesta:

Se libraron de ti, te abandonaron, necia niña que lucha contra la corriente, seguirás sola en medio de las multitudes y tu voz desgarrada gritará sin ser oída en medio del bullicio y la ignominia, en medio de la sordera del amor real.

He enfrentado la muerte y la distancia, he enfrentado verdugos y balas, para que hoy me desechen como un cubo de basura maloliente. Soy un ave valiente, salgo a flote, canto al sol como la cigarra después que tu mano, con la de ella intentó sumirme bajo la tierra.

He vuelto de la guerra y las prisiones y no has de ser tú, el que amo quien dicte la orden que me derrote. Me arrastraré, mojaré el suelo con mi llanto, pero levantaré mi rostro resquebrajado para enfrentar la próxima luna sin ti, el sol del amanecer que no me pertenece, en un día sin luz en que tampoco me pertenecerás porque nada me ha pertenecido nunca, porque no quiero que nada me pertenezca ni que nada mío viva en ti, ni que nada tuyo bajo mi piel se extinga. Ni la habilidad de tus manos de prestidigitador, ni el tono de tu voz, ni la medida de tus actos, ni esta locura que me invade hoy cuando por fin comprendo que no se puede perder lo que jamás se tuvo y que la vulgaridad comienza cuando fingimos ser lo que no somos y que la verdad existe en la medida que le demos cabida en nuestros corazones y que eres como eres y que nada importa en este imparable descenso hacia lo desconocido…


Midaz.
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