Buscarán las palabras
entre vasijas viejas
rastrearán
en las valijas nuevas
buscarán su regalo
en el papel brillante
con toques de oro y plata
o entre las rotas bolsas
de la vieja alacena
arañarán paredes
más allá de la noche
descascarándo
cal antigua
buscando sin descanso
desgastarán las uñas
y roerán sus suelas
los zapatos
escalando
en busca de un poema
que huye sin remedio
escrutarán la noche
para encontrar
palabras que no existen
escudriñarán
raídos cajones
de la estancia
sin adivinar que
viejas las palabras
no cuelgan de los clavos
en vetustos
fogones de carbón
de la infancia
no viven entre patios
floridos
de arcaicas
remembranzas
ni en las acacias
de las abuelas muertas
no llegan en aroma
de los naranjos viejos
que han dejado
de florecer
y perfumar la tarde
ni llegarán volando
sobre la brisa tibia
ni sobre el viento arisco
que sopla tempestades
no llegan
no aparecen
no flotan
poemas en los árboles
ni juegan
entre aguas
que llenan las ciudades
de gritos y de ausencias
mientras las niñas sueñan
jardines encantados
y suelos como colchas
de hojas
y pétalos tirados
y los hombres planean
como inventar ensueños
y ellas coquetean
entornando los ojos
y adornan con
perfumes y cintas
sus gargantas delgadas
el poema
se esconde
detrás de los
escotes
y se aburre y perece
desguazando sus alas
donde nadie lo busca
ni lo llama.
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