Amigos
Cuando muera
no intentéis
llorar
o lamentaros
por mí
no pongáis flores
sobre mi tumba
no podré creeros
No habléis
de lo que fuimos
de cuánto me quisisteis
o de lo mucho
que me extrañaréis
no podré creéroslo
no os rasguéis
las vestiduras
como fingido símbolo
porque aunque
pretendáis
que
queda expuesto
y desnudo
vuestro dolor
y fementida tristeza
frente a los demás,
yo no os lo creeré
No habléis de
mis bondades
de mis logros
y de mi belleza,
no os lo creeré
No mencionéis
la importancia
de mi vida en la vuestra
porque no os lo creeré
Si me cubre la tierra
y yazgo bajo
tres metros certeros
raíz de mi conciencia
madre de madres
primigenia
savia o nervadura
de árbol
tambaleante
el mismo
que sostuvo mi
frágil
armadura,
camino recorrido
en la sombra del tiempo,
desgarradura
en que me agoto
y me disuelvo
aún así
en última partícula
insignificante
brillo que perece
en sombra
no os creeré
Si es que acaso
vuelo en polvo
o cenizas
o ardo
en el fuego
brutal
de alguna
cámara
o vuelvo a la entraña
que amé
a mi elemento
agua o aire sutil
tibio verano
brisa que va
y regresa
si me disuelvo
en cal o en sal
ola que crece
grito o terror
de náufrago
o suicida
peje de profundidad
bestia indolente
color de pececillo
imperceptible
ahí otra vez
diluida locura
sin pena
y sin lamentos
mis queridos
seguiré sin creeros,
pero eso nada importa
ya habré muerto.