Wednesday, July 30, 2025

Amores de cocodrilo

Amigos
Cuando muera 
no intentéis 
llorar 
o lamentaros 
por mí 
no pongáis flores 
sobre mi tumba 
no podré creeros 
No habléis 
de lo que fuimos 
de cuánto me quisisteis 
o de lo mucho 
que me extrañaréis 
no podré creéroslo  
no os rasguéis 
las vestiduras 
como fingido símbolo  
porque aunque 
pretendáis 
que
queda expuesto
y desnudo 
vuestro dolor 
y fementida tristeza 
frente a los demás,
yo no os lo creeré 
No habléis de 
mis bondades 
de mis logros 
y de mi belleza,
no os lo creeré
No mencionéis 
la importancia 
de mi vida en la vuestra 
porque no os lo creeré
Si me cubre la tierra 
y yazgo bajo 
tres metros certeros 
raíz de mi conciencia 
madre de madres 
primigenia
savia o nervadura 
de árbol 
tambaleante 
el mismo
que sostuvo mi 
frágil 
armadura,
camino recorrido 
en la sombra del tiempo, 
desgarradura
en que me agoto 
y me disuelvo
aún así 
en última partícula 
insignificante 
brillo que perece 
en sombra
no os creeré
Si es que acaso 
vuelo en polvo 
o cenizas 
o ardo 
en el fuego 
brutal 
de alguna 
cámara 
o vuelvo a la entraña 
que amé 
a mi elemento 
agua o aire sutil 
tibio verano
brisa que va 
y regresa
si me disuelvo 
en cal o en sal 
ola que crece 
grito o terror 
de náufrago 
o suicida
peje de profundidad 
bestia indolente 
color de pececillo 
imperceptible
ahí otra vez 
diluida locura 
sin pena 
y sin lamentos 
mis queridos
seguiré sin creeros, 
pero eso nada importa 
ya habré muerto.

Viaje Nietzscheniano

El 3 de enero de 1889

Nietzsche atraviesa 

la plaza Carlos Alberto 

en Turín y se dirige hacia 

donde están

los cocheros…


Completamente muda 

abrazaré a 

un perro 

a un potro herido 

mientras el mundo 

se derrumba

intentaré morir 

atada a su cuello 

sólo así lograré 

desahogar mi angustia 

y la del perro 

limpiar mi pecho 

antigua chimenea 

deshollinar mi corazón 

atascado 

en paisajes de muerte 

y caballos

desolados 

intentaré que salga 

mi grito de entre 

la mordaza 

firme que

abarque ciudades 

rompa muros 

estremezca el aire

que crezca 

y si no lo hace 

lo intentaré todo, 

intentaré las cumbres 

y los desfiladeros 

las olas embravecidas 

tal vez camine 

como un emperador 

condenado

con los pies ardiendo 

entre una ceniza turbia 

hasta que se achicharre 

mi espíritu terco

probaré la furia 

de las aguas, 

las corrientes bravías, 

los juncos 

de los pantanos 

y las movedizas arenas 

que tragan montañas 

hombres 

y animales, 

las corrientes 

que arrasan 

viviendas y caminos 

dejando tras su paso 

el espeso manto 

fangoso del desastre, 

me pesará

la sangre, 

los muñones 

el terror de los padres 

que intentan huir

al explosivo ruido 

que destroza 

la historia de las calles 

la misma historia 

de las madres

seguirá el hambre 

vasijas mendicantes

las ciudades 

sitiadas 

el llanto permanente 

con caudales y cauces 

que penetran 

mejillas y aran 

pieles niñas y viejas 

tallando entre sus surcos  

el miedo sin salida

ahogado entre los gritos 

que no tienen huida 

fijando 

para siempre 

en visión indeleble

la desesperanza de

ahogadas voces que 

no pronuncian palabra 

que ayude a liberarlas

buscaré bajo escombros 

bajo el polvo

con 

los dedos sangrantes 

con las manos

sin uñas

buscaré… y

si no hallo esperanza 

seguiré abrazada 

agonizando

irremediable

con los pies 

embarrados sangrantes

con la sed insaciable

al perro 

o al potro 

y a su cuello. 

La Fiesta de la Friducha

Amores de cocodrilo

Amigos Cuando muera  no intentéis  llorar  o lamentaros  por mí  no pongáis flores  sobre mi tumba  no podré creeros  No habléis  de lo que ...