Noticia
Me bastó escuchar el tableteo, lo demás aparecía sin esfuerzo; la sangre corriendo tibia, imperceptiblemente por el cuerpo, los hombres en el suelo sin percatarse aún de su propia muerte, que les va llegando despacito, penetrando uno a uno sus sentidos, definitiva, severa, sin permiso; que se posesiona atrevida en el ennublamiento de la mirada, en el paisaje borroso, que se desdibuja ante los ojos húmedos con sus propias lágrimas; que cruza en la oscuridad absoluta precediendo al ruido cada vez más lejano donde se alojaron las palabras sin sentido: guerra, conciencia, ideal, amor, pasión, tiranía, familia, sumisión, raza, credo, hijos, padres. Todo dirigido hacia la enorme boca -el hueco negro que se traga las estrellas- hacia el túnel blanco de la creencia, en el aturdimiento de la esperanza, de la nada que aguarda ahí en el otro lado de la vida…
Entonces apagué la radio.
Midaz
Febrero 22 2007